El asesinato de su esposo, Álvaro Gómez Hurtado, la dejó devastada y a partir de ahí no fue la mujer alegre que fue durante tantos años de matrimonio, se casaron en 1946.
Doña Margarita Escobar murió este lunes 15 de febrero y entre sus allegados deja el recuerdo de una mujer con altísima educación. Hablaba perfecto inglés, francés y alemán.
Compartía con su esposo el amor por las artes, la pintura, la música. Sus familiares la recuerdan como excelente jinete, una amazonas espectacular. Y también buena nadadora, sorprendiendo a todos como clavadista (el colibrí era una de sus figuras más aplaudidas)
Dicen que Álvaro Gómez era un hombre adusto pero se transformaba al lado de su esposa. Y ella tenía una educación –de su época- según la cual la mujer dedicaba todos sus esfuerzos al marido. La consagración mutua fue extraordinaria. Alvaro Gómez y doña Margarita tuvieron tres hijos. Álvaro José, quien murió sorpresivamente de un infarto. Sobreviven Maria Mercedes, quien dirige un jardín infantil, “Mi pequeño Mundo”, y Mauricio, respetado y muy premiado periodista.
Hasta hace pocos años se le veía a doña Margarita en la Iglesia de la Inmaculada, cada domingo, por siempre, muy cercana a Monseñor De Brigard, al frente de la parroquia.
Miguel Gómez, sobrino de Álvaro Gómez, recuerda que los jóvenes Margarita y Álvaro vivieron en el mismo edificio en París pero no se conocieron. Fue después, con los años, cuando se vieron en Bogotá y comenzaron una hermosa relación que se convirtió en el feliz matrimonio, que admiraban todos, amigos y conocidos.
El mundo de la política y en las altas esferas oficiales hay tristeza y se rinde hoy homenaje a la formidable doña Margarita.