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Vaticino que dos libros serán los más vendidos en la feria que se inicia en Bogotá, el puto libro de Daniel Samper Ospina y las memorias de un hijueputa, Fernando Vallejo, que no es lo mismo que el hijueputa de Vallejo, aunque también.
Daniel, que viene este viernes a Neiva a satirizar la clase política huilense (y por eso le pagan) tendrá material de sobra con la lectura de mis HPs (Honorables Parlamentarios) o las columnas que escribo en el Diario del Huila sobre tantos malandros y delincuentes que se roban el departamento. O sobre el mequetrefe instalado en la presidencia del Senado.
Vallejo en su novela, “con una rabia empozada le dicta sus memorias a un atolondrado amanuense de nombre Peñaranda”. Y sentencia a Gaviria, Pastrana, Uribe y Santos. A todos los gobernantes, a la sociedad entera la que atropella, la que abusa, la que traiciona, la que engaña, la que estafa, la que miente, la podrida, la corrupta.
A la manera de Vallejo, cuánto favor le haríamos al Huila si pudiera ordenar que cuelguen de donde sabemos a los tales gobernantes y falsos empresarios que nos tienen en la miseria. A Germán Trujillo, esposo de Cielo González, cuñado del gobernador, que se ha venido robando la alimentación escolar de los niños del Huila, mucho antes (quizá décadas) que se fuera a hacerlo a Santander.
Al gobernador Carlos Julio González, con su verborrea mentirosa de sicólogo clínico e inclinado, que nos devuelve el departamento saqueado (antes lo hizo su hermana), sin carreteras, empobrecido, engañado, brutalmente postrado en la penuria general.
Yo, Vallejo dictador, pondría en el pelotón de fusilamiento al alcalde Lara Sánchez y a todos los incapaces que enterraron el estadio Plazas Alcid (y también sepultaron a varios obreros). Semejante afrenta pasó al olvido con una miserable indemnización a las familias.
Claro que mandaría a recoger a tanto Ariza que anda suelto después de sus fechorías. Al bribón de Torrejano en Baraya. Le enviaría la Dian a Jhon Ramos y la fiscalía al tuerto Saavedra. Repasaría el gobierno del pájaro Sánchez, el peor de la historia reciente.
Obvio que soy más benévolo que Vallejo y su hijueputa dictador (él mismo) porque en la novela mata a quienes señala con el dedo. Yo sólo pido que los metan a la cárcel por largos años. Y les encimo al bufón y socio de Ariza, a Frank Corredor, el nuevo embajador de la India y emprendamos el rescate del desierto de La Tatacoa.