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Casi me mata del susto. La tía Elisa me llamó a las dos de la mañana “porque a esa hora los encargados de chuzar los teléfonos están dormidos”. Tenía urgencia de hacerme saber lo siguiente:
-Están maquinando (bajó la voz casi al susurro) cómo detener a Gorky (Muñoz).
Le pregunté si le habían descubierto algún delito y entonces me dejó plenamente despierto: -No sea pendejo, no que es que lo quieran mandar a la cárcel sino “sacarlo de la escena”.
No entiendo dónde aprendió la tía ese lenguaje sicarial pero me recordó que en política puede pasar de todo, como le sucedió a Gaitán, o a Galán.
Le refuté diciéndole que esos personajes eran ligas mayores y Gorky estaba muy lejos de parecerse a ellos. Posiblemente a Gaitán en el color cetrino de la piel. O a Galán en que iba ganando la campaña.
La tía me pidió respeto, dejándome saber que ni ella ni el candidato son cretinos. Me escuchó mal porque cuando dije cetrino me refería a una piel morena amarillenta.
La tía, con un oído alerta y biónico, escuchó que los personajes en referencia, con unos traguitos encima, dicen que no le encuentran gallo que derrote a Muñoz.
Le explico a la tía que quizá tienen razón. Casagua (con muchas condiciones a su favor) se ha venido descolorizando por sus negocios y el apoyo abierto que comenzó a ofrecerle Diego Ariza, se supone que en representación de Armando, su padre, el saqueador de Comfamiliar.
Ariza con sus caletas habría escalado a relaciones más peligrosas con sujetos tenebrosos de la Costa. Y aunque son cosas distintas (y por confirmarse), esos apoyos cuestan políticamente.
Como se sabe, Mateo Trujillo, quien hubiera podido ser el más fuerte contrincante de Gorky, se retiró “por razones personales”, sin muchas explicaciones.
Dilberto Trujillo, inteligente y capaz, no despega todavía. Y el conservador Ducuara parece ser, por lo pronto, un comodín a la espera de futuros acuerdos políticos de su partido.
Me interrumpe la tía con un regaño. Dice que toda esta carreta ella la sabía. Que lo nuevo es que le quieren sacar ganas a Jorge Fernando Perdomo para atravesarlo –como un poste- en el camino de Gorky a la alcaldía de Neiva.
Sólo un candidato así, por su estatura y tamaño, podría cambiar la historia. “Los demás, incluyendo a Cielo Ortíz, son perendengues”, concluye la tía Elisa. Y cuelga…o se volvió a dormir.